Las falsas alarmas no solo generan molestias, sino que también pueden hacer que el usuario pierda confianza en el sistema. Afortunadamente, la mayoría se pueden evitar con prácticas simples y una correcta configuración de los sensores.
Una ventana floja o una puerta con juego puede activar un sensor magnético ante el viento o una vibración fuerte.
Los PIR pueden activarse por corrientes de aire caliente o reflejos del sol.
Las mascotas pueden generar disparos si se utilizan sensores de movimiento tradicionales.
Un movimiento brusco de cortinas, objetos livianos o plantas puede activar un detector.
El polvo acumulado o pequeñas telarañas pueden afectar la lectura del sensor y generar alarmas erróneas.
En sensores inalámbricos, una batería muy baja puede enviar señales incorrectas o perder comunicación.
Un sensor de movimiento mal orientado puede detectar movimiento en áreas inesperadas (pasillos, ventanas, accesos externos).
Muchas falsas alarmas ocurren por armar la alarma en modalidad completa cuando la familia está circulando dentro del hogar.
Las falsas alarmas se pueden reducir casi al 100% con una correcta instalación, limpieza y ubicación de los sensores. Un sistema bien configurado protege sin molestar.
En 099 podemos revisar tu sistema y ajustarlo para que funcione perfecto.
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