Aunque hoy los sensores inalámbricos dominan la mayoría de las instalaciones, los sensores cableados siguen siendo una opción extremadamente sólida dependiendo del tipo de propiedad, la distancia, el entorno y el nivel de exigencia. En esta guía analizamos cuándo conviene elegir sensores cableados y por qué siguen siendo tan confiables.
En propiedades amplias, galpones o locales con múltiples paredes internas, el cableado garantiza una comunicación perfecta sin depender de señal de radiofrecuencia.
Los sensores cableados no dependen de radiofrecuencia, por lo que no se ven afectados por microondas, routers, hornos industriales o estructuras metálicas que podrían generar interferencias.
A diferencia de los sensores inalámbricos, los cableados no requieren baterías. Se alimentan directamente desde la central, por lo que son ideales para lugares donde se desea cero mantenimiento.
Al no tener componentes de energía interna ni emisores de RF, suelen durar más tiempo sin necesidad de reemplazo.
Para sensores exteriores de alta potencia (como barreras infrarrojas), lo más recomendable suele ser cableado:
Elegir cableado o inalámbrico no depende de que uno sea mejor que otro, sino del caso real. Los sensores cableados convienen cuando:
Los sensores cableados siguen siendo una de las tecnologías más confiables del mercado. En 099 recomendamos la solución adecuada según la propiedad: inalámbrico, cableado o sistemas mixtos.
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