En seguridad electrónica existen dos tecnologías principales para la protección de hogares y comercios: los sensores inalámbricos y los sensores cableados. Ambas opciones son confiables, seguras y se utilizan en miles de instalaciones profesionales. La diferencia está en cuándo conviene cada una según el tipo de propiedad y la necesidad del cliente.
Sensores inalámbricos: instalación rápida, limpia y sin obra. Ideales para espacios ya terminados donde no se quieren cables a la vista.
Sensores cableados: se integran de forma impecable cuando la propiedad está en construcción o refacción, logrando una instalación oculta y robusta.
Inalámbricos: máxima estética. No requieren canalización. Las baterías duran varios años y la central avisa cuando deben reemplazarse.
Cableados: cero mantenimiento en baterías. Al estar fijos y cableados, mantienen su posición durante toda la vida útil del sistema.
Inalámbricos: utilizan protocolos de comunicación modernos, encriptados y supervisados. Ofrecen gran estabilidad en hogares y comercios.
Cableados: son extremadamente estables y no dependen de señal. Se recomiendan para ambientes industriales o con interferencias.
Inalámbricos: excelente alcance, ideal para casas grandes, dúplex y locales amplios.
Cableados: el cableado asegura señal perfecta, sin límite de paredes o distancia dentro del circuito.
La realidad es que ambos tipos de sensores son excelentes. La elección no depende de cuál sea “mejor”, sino de cuál se ajusta a las condiciones del lugar.
La ventaja real es que 099 trabaja con las dos tecnologías, sin empujarte a una sola opción. Un especialista analiza tu hogar o comercio y te recomienda la combinación adecuada para tu seguridad.
Te ayudamos a definir si tu propiedad necesita sensores inalámbricos, cableados o una combinación de ambos.
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